La lucha por el aborto en Chile no es nueva, no lo es en su historia
de militancias ni como materia de salud pública, no es tampoco una
reivindicación propia de las protestas de la última década ni
exclusiva de la marea feminista que se ha esparcido por varios
lugares del mundo y que en Argentina se ha teñido particularmente
de verde, contagiándonos con la fuerza de sus pañuelos.