Los últimos veinte años de vida, Samuel Clemens –conocido por su seudónimo Mark Twain– dictó desde su cama miles de palabras con la intención de decir la verdad acerca de su época y sus contemporáneos. Aunque concluyó que para él era imposible decir la verdad, entre 1906 y 1907 publicó esta selección de sus memorias en el North American Review. Sin darle una estructura al relato y paseándose con libertad entre registros dramáticos y humorísticos, Twain habla de sus ancestros, su infancia en el Mississipi, sus primeros pasos en el oficio de la imprenta y la escritura, los duelos de honor y el manejo de barcos a vapor, la vida y muerte de su esposa e hijas, los gatos que adoptó y algunos viajes a lecturas públicas, como, por ejemplo, frente al emperador de Alemania. Pero, sobre todo, delinea una diversidad de personajes que podrían aparecer en sus propias novelas, algo que, en muchos casos, sucedió.