En los hogares de ambos lo único que no falta es lo material. Viviendo en ese medio, Cristina irrumpe en la adolescencia con un cuerpo privilegiado, cambiando los estudios y el deporte por las fiestas y el alcohol. El aplicado Felipe, compañero de curso y amigo de la infancia, intenta devolverla al camino correcto. Para eso se reúnen una tarde de domingo en la que él la ayudará a preparar su examen de álgebras. Pero el fuego de la adolescencia, la vestimenta provocativa y el calor del verano, se confabulan para despertar en el siempre prudente Felipe sus más bajos instintos y la tarde de estudio devendrá en una tragedia que modificará las vidas de ambos, de sus familias y de todo su entorno. En medio del drama y obligada por las circunstancias, Cristina descubrirá en el viejo código morse, que Felipe le enseñara muchos años antes para ayudarla en los estudios, la fórmula para devolver, en parte, la normalidad.