“Nosotros les hacíamos bromas a los muchachos que nunca habían viajado en avión. Una de las bromas: no sé si yo, u otro compañero, no sé, pero cualquiera de nosotros, que era más cancherito, les decíamos ‘oye, para ir en el avión lleva sencillo para pagar el almuerzo porque a veces no tienen y te vas a quedar sin almuerzo’. A otro le decíamos ‘oye, ten cuidado. Cuando vayamos en el vuelo, por ningún motivo abras la ventanilla del avión (risas) porque el viento es muy fuerte’. Y los cabros estaban preocupados. Y después se daban cuenta que la ventanilla no se abría y que daban el almuerzo y todo gratis”.