Cuando los peritos de Bolivia y Chile definieron en terreno los hitos fronterizos en base al Tratado de 1904, se encontraron en esa zona diversas apachetas que, sin duda, parecían demarcadores de fronteras; sin embargo, ellas eran un símbolo de unidad entre un territorio y otro.
Esta reflexión es la que animó a los editores a convocar a una serie de especialistas e investigadores en formación, quienes han rescatado en estas páginas más la paradiplomaciaque la diplomacia; las escalas locales, regionales y transfronterizas que la nacional; el enfoque heterológicopor sobre la mirada centralista y estatal; una compresión del desarrollo desde abajo hacia arriba y no desde arriba hacia abajo; a los actores sociales subnacionalesy subregionales por sobre los actores nacionales e internacionales.