co a la que estuvo destinada. Dante Alighieri la escribió en un idioma no oficial: el italiano de la Toscana. Era, dijo, la lengua en que hablaban las mujeres en el mercado. Nacida de este modo, la Comedia esquiva también el encuadre clásico. Es a la vez drama, tragedia, épica, poesía lírica. Se trata de un poema único que puede ser leído como un texto realista y también como el más increíble ?pero humano y cercano? relato fantástico. Alighieri creó un universo que los libros sagrados apenas habían dibujado: les dio un escenario concreto al Infierno y al Purgatorio e imaginó el orden de los cielos. Esos mundos están llenos de almas que vivieron en la tierra. Sus relatos breves, junto con sus castigos, su penitencia o su gloria, son narraciones llenas de vida, dolor y esperanza. Libro didáctico, compendio mitológico, fresco político y social, la Comedia no deja de ser una aventura en la que Dante se vale de recursos nunca usados y de todos los matices de una lengua nueva. En su realismo religioso renace el aliento narrativo de la poesía épica y se vislumbra la novela picaresca. El mayor desafío de trasponer a nuestra lengua ese universo verbal ha sido, quizá, el de mantener la temperatura que el genial autor quiso dar a sus palabras para hablarles a la vez a sus contemporáneos y a los siglos venideros.