En algún momento se hizo evidente que en esa marea todo venía mezclados: la historia latente de esa juventud de los 60 y de la UP, la resistencia a la dictadura y el puente entre los ochenteros hasta los pingüinos, La Revuelta también revolvía todo, en eso días y noches de millones de personas marchando o reunidos en plazas y calles.
Parecía que la fractura de toda la juventud militante martirizada en dictadura, marginada en la transición, se había tomado su tiempo y reaparecía en forma de barras deportivas, movimientos territoriales, movimiento feminista, defensores del agua y un sinnúmero de temas. Que las fotos en blanco y negro de esos otros jóvenes detenidos desaparecidos y ejecutados cobraban vida en estos otros muchachos con aros y tatuajes, bibicletas y pañuelos verdes, no binarios y diversos.
¿Cuánto tenían que ver el MIR y Miguel Enríquez en la Revuelta?
¿Cuánto el Venceremos o el Bella Ciao, actualizado pro una serie de expropiadores en Netflix?
¿Cómo explicar el lienzo de Deportes Concepción con el rostro de Miguel Enríquez del ancho de una calle?