Desde el primer epígrafe, este libro de Biviana Hernández, titulado Embargos, nos anuncia que estamos ante una disolución. La vida se disuelve o va a disolverse inexorablemente. Y esto es absolutamente cierto desde el punto de vista de la muerte. De modo que –desde un comienzo– estamos notificados de esta crónica poética de la desaparición. Ahora bien, el ámbito en el que nos moveremos es el cuerpo humano: “en el cráter de su entrepierna / respira una mucosa”, leemos apenas nos asomamos al conjunto. Entendemos que la cosa será fuerte ya que la imagen prefigura un volcán. Y más con esto: “una mucosa que acuchilla / blindada”. Nos enteramos además que esta historia se ha iniciado y se ha desarrollado con el tiempo, el crecimiento y el paso de los años, con profundos vacíos y con la presencia de la muerte, de la que se huye pero que igualmente se busca y llama. Suprema contradicción que alumbra toda poesía de calidad. Y la de Biviana Hernández es una de ellas.