La llegada de un niño con trastornos visuales severos al mundo marca el comienzo de un viaje de complejidades y desafíos. Retrasos del aprendizaje, falta de comunicación y comprensión del entorno, son algunas de las principales luchas que le esperan tanto al menor, como a sus padres y profesores. Por ello, el desarrollo de una temprana estimulación de sus sentidos y el aprendizaje espacial son instancias vitales en el proceso de entendimiento y convivencia segura con el mundo que le espera. A través del planteamiento de principios y propuestas de reconfiguración física y sensorial de los tejidos espaciales que enmarcan lo cotidiano, queda hecha la invitación a construir una ciudad respetuosa y acogedora de las singularidades de cada uno de sus habitantes.