El hombre más poderoso de la historia se pasó la vida sufriendo porque era calvo. La que llegó a ser la actriz más famosa de Hollywood solo quería bailar para combatir a los nazis. Dos jefes militares de dos países enemigos a orillas de un lago africano fingieron hacerse la guerra (mientras el resto del mundo se mataba) para poder seguir bebiendo juntos. Un miserable inventó el terrorismo moderno para estafar a una compañía de seguros. Dos pilotos de guerra que se disparaban en el cielo se abrazaban en la tierra. Un poeta de dientes verdes y aliento fétido decidió tomar una ciudad, inspirando así el primer fascismo. Dos dentistas decidieron invadir Francia, durante la Segunda Guerra Mundial… porque se aburrían.
Un libro que nos relata cómo muchos de los grandes giros históricos están más motivados por las las emociones humanas de lo que pensamos.