Cultivar nuestros propios alimentos se ha convertido en una actividad habitual y en una filosofía de vida que nos acerca a una vida más sana y sostenible.
Aunque no es una tarea fácil, es gratificante y sanadora. Exige tiempo, pero otorga un bienestar incalculable y, las plantas aromáticas, especialmente, aportan a este bienestar a través de nuestro sentido más sutil y poderoso: el olfato.