Siguiendo un punto de vista que no es el del pensamiento figurativo, ni el de la historia del arte o del contenido de las imágenes, sino el del análisis de los programas y políticas de la imagen y las funciones que ha desempeñado en una sociedad pluriétnica, Serge Gruzinski recorre el México colonial y barroco. Nos muestra así hasta qué punto se asemeja al mundo en que parecemos hundirnos en la actualidad, debido a la fascinación y la omnipresencia de la imagen reproducida en todas partes, al mestizaje de las razas, las religiones y las culturas, al desarraigo de los seres y la memoria. En esta obra, Gruzinski descubre un hilo conductor en el que caben los mismos temas: las falsas imágenes, las réplicas demasiado perfectas, la imagen portadora de historia y de tiempo, la que escapa a su creador y se vuelve contra él, o la violencia de la destrucción iconoclasta porque, afirma el autor, la ciencia ficción no nos enseña más que nuestro presente.Por motivos espirituales (necesidad de la evangelización), de comunicación (facilidad de comprensión de la imagen frente a la variedad de lenguas indígenas) y técnicas (auge del grabado), la imagen desempeñó un papel decisivo en la conquista y colonización del Nuevo Mundo. Sin embargo, las poblaciones autóctonas y posteriormente indias, negras y españolas no se concretaron a recibir pasivamente esas imágenes, sino que les imprimieron su propio sello y llegaron a convertirlas en expresión de identidad o instrumento de resistencia y rebeldía. Así pues, la obra analiza simultáneamente la acción del colonizador y la reacción del colonizado a través del concepto seductor, pero casi siempre inasible, de lo imaginario .De Serge Gruzinski, el FCE ha publicado, entre otros, Historia del Nuevo Mundo .No posee