El feminismo hoy está en la agenda. En los medios de comunicación, en las redes sociales, en las
interacciones cotidianas, incluso en las relaciones íntimas, aparece como una aglutinación, formación de
identidad y plataforma de confrontación para combatir los prejuicios. Sin embargo, las demandas del
feminismo van mucho más allá del vago sentido de igualdad que subyace al nuevo sentido común que se
está formando, y en las circunstancias actuales se necesita urgentemente un debate teórico. El mérito de
este volumen radica en mostrar los puntos de contacto entre la práctica estética de Virginia Woolf y el
proyecto feminista que la apoya. El resultado de su lectura es el de una convivencia igualitaria entre estética
y militancia: ni el primero eclipsa al segundo ni suprime al segundo. Este es un buen ejemplo de convivencia,
que merecería abandonar el campo académico y llegar a un público más amplio.