Mi primer acercamiento al quehacer de una canción fue recoger los papeles que mi mamá abandonó
estaban en un baúl en la carpa dolorosa yo me los traje a mi casa y los guardé temblorosa
eran versos rezagados los leo entre lagrimones que cayeron de mis ojos convertidos en canciones
qué decían esas letras hablaban de un mal de amor y también de la injusticia que en el país se instaló
así fueron los inicios que mi vida diseñó y he llegado hasta este día feliz de mi vocación
la canción la escribo sola con lápiz y con papel la memoria, el instrumento mi condición de mujer
qué se escribe qué se canta para quién y para qué los temas son infinitos y los misterios también
el trabajo solitario se transforma con los otros arreglos instrumentistas que la música provoca
estoy siempre agradecida de este cuento compartido con público con familia con músicos elegidos
este trabajo ha tenido emociones, sentimientos tragedias que he compartido acompañando a la gente
que este libro de canciones les sirva los acompañe con notas y partituras y acordes pa’ la guitarra.
Me da mucha alegría este libro de canciones sabias, que tantas veces me enseñaron cosas. Sé que lo iré recorriendo y que en sus páginas identificaré etapas y lugares donde las escuché por primera vez, lo mismo en una remota habitación que un auditorio desbordado de aplausos.