Primer libro de la poeta residente en Viña del Mar. En palabras de David Álvarez: “La presencia silenciosa de una naturaleza corroída por el lenguaje es el primero de los rasgos que más destaco del libro de Natalí. La voz poética observa un entorno deformado entre lo urbano y lo natural. Y toda esta observación se hace desde la ventana del cuarto del poeta, corriendo las cortinas y venciendo la molestia del choque de la luz del día con nuestros ojos, aun dormidos por la sucesión de roles y deberes cotidianos. Es un ejercicio y una apuesta por la creación. La creación poética transforma lo real en mímesis mediante la experiencia interior de quien escribe.”