Cuando era pequeña, a Jane Goodall le regalaron un chimpancé de peluche, y le cambió la vida. Desde entonces, su curiosidad por los primates no hizo más que crecer. Tras años fantaseando con Tarzán de la jungla, le surgió la oportunidad que esperaba: viajar al corazón de �frica para poder estudiarlos. Lo que debía ser un viaje de unos meses se convirtió en su destino para toda la vida. Con sus investigaciones nos demostró que los chimpancés se parecen a nosotros mucho más de lo que creíamos. Pero sobre todo nos enseñó a conocerlos, amarlos y protegerlos.