El Soneto (diminutivo del latín “sonus”, tono, sonido), fue adoptado por la poesía provenzal (s. X y XI) como “sonet”, melodía corta y ligera, cancioncilla; de allí pasó a Italia con el nombre “sonetto”. En la actualidad se evade la creación del Soneto por las exigencias que implica su creación: 14 versos de once sílabas, en cuatro estrofas: dos cuartetos (estrofas de cuatro versos) y dos tercetos (estrofas de tres versos), con rimas consonantes distribuidas estrictamente. Pero el soneto también puede expresarse como un poema “moderno”, con versos de once sílabas, con rimas asonantes y sin puntuación, como en el siguiente ejemplo contenido en el libro: NO HAY JUSTICIA En recuerdo de Maruja y Raúl El brindis con ustedes conversando el mismo brindis que me quiere ebrio persiste ahora cuando ustedes duermen y circulan los gatos por el techo Me siento solo luego de esa cena donde brindamos por las igualdades y aquella libertad que nos permite estar a solas aunque hubiese alguien Y si acordamos que puede ser justo que ustedes duerman y a la misma hora yo esté con Beethoven y sus cuartetos lo que no es justo pero sí me alegra es que puedan dormir como dos niños mientras yo les sostengo el universo. El soneto es capaz de contener entre sus límites los asuntos más dramáticos así como los más bellos; y es acaso la forma poética más delicada y única por su estructura y contundencia. Por esto mismo se ha dicho que un soneto puede abrazar el universo.