El humor y la gracia de Y por favor, tengamos sexo, el movimiento encantador con dejos campesinos, la pasión hecha verbo, el juego amoroso entre dos, un equipo, una dupla, una copla, que baila sensual y secreta y a la vez abierta hacia el lector, la luz que genera el juego, la gracia de los cuerpos vivos. Manuel hablando como hombre, como un encantador del amor, del sexo en el verbo, con respeto y cariño hacia la mujer verdadera, en cuanto al gozo, al no-complejo, a la hembra entera. Manuel y su compañera, un equipo encendido, completo de sentido, del juego entretenido, de lo que el cuerpo goza y lo que el espíritu avanza decantando el roce en experiencia de alma De seguro el lector se tragará este libro de una sentada, ya que este es veloz y activo, es juego que divierte con palabras certeras y es destino vivo, es magia entre la que acompaña el juego y el poeta-niño; quien va des-cubriendo el velo del amor primero. Pauline Le Roy