En este ensayo, el filósofo chileno Eduardo Schele realiza una profunda reflexión sobre el suicidio a través de diversos prismas filosóficos. Valiéndose de la figura del
inmortal mito griego, Schele nos advierte de los peligros que acechan una vez que hemos iniciado el vuelo de la razón dejando atrás nuestra inocencia.
«Si Ícaro pudiese volver atrás probablemente se arrepentiría de intentar volar por sí mismo, esto es, de abandonar su inocencia.
Renunciaría a su libertad a cambio de seguir siendo guiado por otros. Renunciaría a su conciencia a cambio de la bendición de la ignorancia, condición que parece más cercana a la felicidad».
¿Sería entonces más fácil reprimir el pensamiento? Aferrarse a las leyes, la religión o la moral, a nuestras creencias compartidas sobre la rutina y la tradición para evitar el caos. Dejarse llevar por la arbitrariedad, ser un mero peón resignado a cumplir las funciones que nos asigna la sociedad. Volver a la infancia y así ignorar las interrogantes que nos agobian. Pero una vez que hemos probado el fruto del Árbol del Conocimiento, resulta imposible: ya no hay vuelta atrás. ¿Existirá forma de aminorar el golpe de la caída? Sobre esta cuestión Schele nos entregará valiosas pistas.