El episodio final de la saga Trainspotting. Irvine Welsh se despide a lo grande de los icónicos Renton, Begbie, Sick Boy y Spud.
Estamos en 2015 y los destinos de Renton, Begbie, Sick Boy y Spud vuelven a cruzarse. Es decir: tenemos de nuevo reunido al cuarteto protagonista de Trainspotting en lo que el autor ha anunciado como «el Grand Finale de la saga».
Renton es ahora un exitoso representante de DJs que viaja por todo el mundo y se topa en un vuelo transatlántico con Begbie, reconvertido en artista de éxito, hombre casado y padre de familia. A los otros dos no les ha ido tan bien en la vida: Sick Boy sigue en lo del negocio de explotación del cuerpo femenino y Spud es una suerte de mendigo profesionalizado que pide dinero por las calles acompañado de su perro. Las cosas empiezan a complicarse con un turbio asunto de tráfico de órganos y riñones donados o robados, a lo que se suma un cadáver y la aparición de algún que otro secundario de lujo como el taxista priápico Terry Lawson, viejo conocido de los lectores fieles de Welsh. Y así, a un ritmo acelerado que no da tregua, nos deslizaremos por una enloquecida montaña rusa de sexo –explícito y a veces grotesco cómico–, drogas –en todo su amplio espectro–, alcohol, sátira social, reflexión sobre el paso del tiempo y las dudosas probabilidades de madurar, y desenfreno y delirio en cantidades industriales. En esta novela los protagonistas han alcanzado la mediana edad, pero ¿los ha hecho eso más sabios? ¿Han sentado cabeza? ¿Han aprendido algo de la vida? Esta nueva entrega y broche final de las andanzas de los ya icónicos personajes de Trainspotting no defraudará a los seguidores de Irvine Welsh, que sigue en plena forma y dispuesto a dar caña y guerra.