Suele el hombre aprehender el mundo a partir de la noción de tiempo; ordenarlo conforme a un antes y un después, con base en un presente, un pasado y un futuro. En este ensayo Norbert Elías concibe el tiempo como un fenómeno que depende de organizaciones sociales y se da a la tarea de reconstruir su historia e identificar los momentos clave que han cambiado nuestra forma de concebirlo.
Mediante la observación antropológica de comunidades «primitivas», Elías evalúa la experiencia del tiempo desde el fenómeno básico que nos lleva del día a la noche y del frío al calor, hasta la exacta sucesión de segundos que rige nuestros días.
Elías insiste en que el tiempo no pertenece al mundo natural sino que forma parte de «una quinta dimensión»: la social. Para él, el tiempo no es solamente un símbolo humano, una abstracción que nos permite medir los cambios a nuestro alrededor, sino también —y sobre todo— una herramienta para organizar las sociedades.