Todos los días, desde hace casi un año, la doctora Haesu Im redacta cartas que no logra concluir, las destroza y las desecha en algún cesto del parque. Las palabras, según constata cada día, no son suficientes: no explican ni invitan a dar explicaciones, no pueden resolver el aislamiento al que la mujer ha quedado confinada luego de un penoso incidente del que poco a poco vamos teniendo noticias.
La solidez de esta rutina saturada de rabia y autocompasión comienza a resquebrajarse cuando conoce a Sei, una preadolescente que carga con sus propios traumas. Gracias a un gato callejero, entre las dos se establece un vínculo improbable que cambia el eje de su día a día y les abre, al fin, una nueva perspectiva.
Como en su anterior novela, el best-seller Sobre mi hija, en Soy toda oídos Kim Hye-jin trabaja sobre la introspección y las preguntas que nos hacemos para procesar diversas circunstancias. Sagaz, sutil, hecha de insistencias que logran comunicar la complejidad del pensamiento y la emoción, esta novela mira desde adentro fenómenos como la cultura de la cancelación y el bullying, la soledad y la culpa, y ofrece una aproximación no dogmática a los puntos ciegos del lenguaje, en un profundo viaje literario que una vez que atrapa ya no suelta.